Cuando Álvaro Morata (Madrid, 31 años) habla en la concentración de España, no hay nadie que no lo escuche. Parece ausente, hasta distraído, pero está pendiente de todo. Su cabeza no para, duerme poco y piensa mucho. Eso sí, tiene su momento de catarsis: el golf. “Estoy un poco obsesionado, tengo hándicap ocho, pero a veces puedo estar cerca del dos o del tres. Es un deporte muy bonito”, cuenta. Despojado de los fantasmas del pasado, el capitán de España disfruta en Alemania.

Pregunta. ¿Qué le aporta el golf?

Respuesta. Es una de las cosas que los psiquiatras te recomiendan. No necesitas pensar en nada, puedes ordenar tu cabeza y, sobre todo, manejar tus emociones solo. Eres tú contra un espejo. Eso es lo más importante de todo. No puedes poner excusas de no me han puesto el balón bien, de que si el césped está seco… Nada. Eres tú con tu palo. Si la lías, la has liado tú. Y, si lo haces bien, pues lo has hecho tú.

P. ¿Se puede convertir en una tortura?

R. Me ayuda mucho a controlar mis impulsos.

P. Por ejemplo.

R. Cuando estás en un momento de presión, a una distancia de medio metro respecto del hoyo, que en nueve de 10 veces meterías la pelota, el agujero se ve más pequeño. Le pasó a Rory McIlroy en el US Open y es uno de los mejores golfistas de la historia.

P. ¿Se puede asemejar a un mano a mano?

R. No, es mucho más lento. Pero sí puede ser parecido a un penalti. Aunque no es tan parecido, porque el agujero no se mueve para los dos lados antes de que tires como sí lo hace el portero. El golf te ayuda a focalizar. Escuchas el silencio, te escuchas la respiración… Se lo recomiendo a cualquier persona que tenga ansiedad, o que tenga episodios de depresión. Al principio debes tener paciencia, pero luego es increíble.

P. ¿Le ayuda a gestionar la frustración y el error en el fútbol?

R. Muchísimo. Al principio, me iba frustradísimo a casa, y ahora me da igual, voy para disfrutar. Y, cada vez que puedo, voy a un torneo. El año pasado jugué con Sergio García antes de un torneo [LIV Golf Andalucía]. Una de las primeras cosas que haré cuando me retire será ir a ver el Masters de Augusta. Y si me dejaran jugar, creo que me puedo desmayar ahí.

P. ¿Piensa en la retirada?

R. Sí, claro. Desde que tengo 20 años que he organizado mi vida a nivel empresarial, a nivel de formación. Soy curioso, tengo muchas inquietudes. Me gusta ayudar en las empresas que tengo, también colaboro con mi mujer, analizamos juntos el mercado, vemos productos. No me voy a aburrir.

P. ¿Ha entendido rápido que el fútbol no es para siempre?

R. No me puedo sentir orgulloso solo por jugar al fútbol, hay muchas cosas interesantes que se pueden hacer en la vida. Mis padres me han ayudado mucho en ese sentido. También en la mentalidad de trabajo: construir cosas desde cero con mucho esfuerzo y ayudar a la gente que lo necesita. He tenido mucha suerte en mi vida con todo y me toca devolverla a quien no la ha tenido.

P. ¿Cree en la suerte?

R. No hablo solo del fútbol ni de mi trabajo. He crecido con momentos complicados, como cualquier persona que tiene una familia separada. He tenido que coger ciertas responsabilidades. Para mí, lo más importante es que mi familia esté bien y que tenga salud. No sabes cuándo puede llegar una desgracia. Por eso me gusta ayudar a la gente que tiene problemas, sobre todo a los niños, para que puedan llevarlo mejor cuando tienen una enfermedad o una desgracia familiar. También, cuando deje el fútbol me gustaría mucho poder ayudar a jugadores. No sé si llamarlo representante, pero sí quiero hacer algo diferente a lo que hay hoy en día en el mundo del fútbol.

P. Por ejemplo.

R. Por ejemplo, yo lo que haría es, en vez de cobrar el 10% que cobran normalmente los representantes, cobraría menos dinero y esa diferencia la pondría en un fondo que no puedan tocar hasta el final de sus carreras. A lo mejor a alguno le salvas la carrera, o la vida. Tendrá dinero para comprar una casa y para tener una vida mejor.

P. ¿El futbolista necesita más educación financiera?

R. Cada vez menos, pero sigue habiendo muchas personas que… Le puede pasar a cualquiera. Con 20 años piensas que vas a un restaurante, entran con una ametralladora y a ti te rebotan las balas. Piensas que estás en otra dimensión. Entonces es difícil… Y poca gente te dice no. Al contrario, te dicen que el año que viene vas a tener un contrato de seis millones de euros limpios, que te va a fichar el Manchester City. Otro ejemplo, no entiendo cómo muchos de mis compañeros no tienen seguro de invalidez. Es una pasta al año, sí. Da rabia pagarlo, también. ¿Pero si te lesionas? A lo mejor no puedes cobrar íntegro tu contrato.

P. ¿Los entornos no ayudan?

R. Yo he tenido mucha suerte con mi agente y mi familia. Mi padre fue el que me hizo hacer el seguro. Si tienes un coche bueno lo aseguras, ¿no? ¿Y por qué lo haces? Porque sabes que te puede pasar algo. Hay jugadores que han estado en la élite, en equipos muy muy top y no han tenido seguro médico o un buen asesoramiento. Hay muchos países que, cuando te fichan como una estrella, no te explican o no te fijas, que si te lesionas más de seis meses el club tiene la posibilidad de rescindirte el contrato. Cero euros. A lo mejor conviene tener un seguro. Por eso me gustaría mucho ayudar a la gente joven a que vea la realidad del fútbol. Muchas veces ves que todo es tan bonito y maravilloso que parece que nada te puede pasar.

P. ¿Usted rompe con el estereotipo del futbolista que vive en una burbuja?

R. Soy una persona muy inquieta. Me gusta mucho tener conocimiento, por ejemplo, de los contratos que firmamos, o de lo que implica todas las cosas que hacemos. Además, tengo mucho tiempo porque no duermo mucho. Como me levanto temprano, a veces me voy al gimnasio pronto y coincido con gente del staff. Ellos se van corriendo porque no se pueden juntar mucho con los jugadores. Pero yo le digo: “Quedaos, que quiero hablar un rato”.

P. Durante mucho tiempo le preocupaba lo que se decía de usted. ¿Ha sufrido en su carrera por eso?

R. Muchísimo. Pero he encontrado gente que me ha ayudado en estos últimos años. Si hubieran estado antes, no puedo decir que mi carrera hubiera sido mejor o peor, no lo sé, igual me hubiera lesionado. Pero cuando alguien te hace observarte desde otra perspectiva y cuando también analizas la perspectiva de la persona que te dice que ojalá te mueras por la calle, pues es diferente.

P. ¿Y qué es lo que ve desde esa otra perspectiva?

R. Ves que es una persona que igual está pagando toda su frustración de su vida contigo. Y ya no lo valoras igual. Esa persona no piensa que te puede destrozar la vida por decirte eso.

P. ¿Eso no se lo explican a los niños que sueñan con ser futbolistas?

R. Por eso creo que hay muchas cosas en las que se puede ayudar. Por ejemplo, a que los chicos jóvenes de cantera empiecen a tener contacto con psicólogos obligatorios. Vamos al gimnasio para que nos crezcan los músculos, ¿no? ¿Y a la cabeza, cómo la ayudamos a crecer? Un amigo tuyo no te puede limpiar la cabeza. Si es objetivo a lo mejor te dice la verdad, pero si no, te dice que eres una máquina y que tu entrenador es injusto y que todo es una mierda.

P. Esta España no ha dejado de crecer, ¿Georgia es el mejor rival que le podía tocar después de marcarle 10 goles en los últimos dos partidos?

R. No tiene nada que ver. Es otra situación, ellos están en otra forma física. En una Eurocopa cualquier equipo que se te cierre puede ser más complicado que uno que esté lleno de estrellas y jueguen al ataque. Hay que estar con las orejas hacia arriba, preparados. Va a ser muy complicado.

P. ¿Le llama la atención que selecciones como Inglaterra o Francia todavía no hayan mostrado la versión que se esperaba de ellos?

R. Cuando llegas a octavos, da igual. La última Eurocopa la ganó Italia. ¿Alguien le daba como favorita? Decían que su defensa estaba acabada, que eran unos viejos… Y ganaron la Eurocopa. En Inglaterra todo el mundo cantaba It’s coming home y después perdieron la final. El fútbol es impredecible.

P. ¿Normalmente gana el mejor?

R. No muchas veces. Es que no lo creo, hay muchos factores. En algún momento, necesitas en un determinado factor de suerte. Dígame un torneo que se haya ganado sin ese momento particular. La parada del Dibu [Martínez, en el Argentina-Francia en Qatar] o la de Iker Casillas en Sudáfrica… Tienes que tener un momento así.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

_

Share.
Exit mobile version