La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a 42 años y medio de prisión a Pablo Antonio S., conocido como Chiqui, por la muerte de un vecino y de un guardia civil entre el 30 de junio y 1 de julio de 2022 en Santovenia de Pisuerga (Valladolid). El hombre estaba siendo juzgado por la muerte en 2022 de un antiguo amigo, al que mató a quemarropa, y de homicidio por acabar también con la vida de un guardia civil que se desplazó a lugar de los hechos. El jurado popular dictaminó hace unas semanas la culpabilidad del investigado. La Fiscalía pedía para él 44 años de prisión.

El juez ha considerado que el disparo mortal sobre Dionisio se debe considerar asesinato, pues el autor salió del domicilio para atacar mortalmente a la víctima, y le impone por ello 16 años. También le impone otros 18 años por homicidio dolosos con agravante de atentado a la autoridad por el asesinato del agente. El pasado 30 de junio de 2022 armaron una trifulca Chiqui, su antiguo amigo Dionisio A. P. y familiares de ambos, en la que se propinaron golpes que llevaron al segundo al hospital. Tras ser dado de alta, al día siguiente, se presentó en casa de Chiqui y este lo recibió encañonándolo y disparándolo mortalmente al torso, sin “posibilidad de defensa” por parte la víctima, según aseguró el fiscal durante el juicio, quien además ha detallado cómo el ahora condenado vio venir al hombre, del que en el pasado había sido amigo cercano, abrió la puerta y lo tiroteó. El juez también le ha impuesto seis años de privación de libertad por intento de homicidio sobre el hijo de Dionisio, también atenuado por el “estado pasional”. El superviviente aseguró durante el juicio que solo se salvó porque el arma del victimario se encasquilló..

La acusación particular, ejercida por la familia del agente fallecido y asociaciones policiales en defensa de su compañero, pedía para el sospechoso un total de 80 años de prisión. Durante las sesiones del juicio, el ahora declarado culpable pidió disculpas a los familiares de los difuntos, pero la esposa del guardia civil le espetó: “Quien le puede perdonar está muerto”.

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