Cuatro escenarios postelectorales para Francia: cohabitación, Gran Coalición, ingobernabilidad o dimisión

Tras la primera vuelta de las elecciones legislativas, Francia se asoma a un escenario desconocido, un Gobierno en manos de la extrema derecha, de los herederos de a quienes combatió el general Charles de Gaulle, fundador de la V República.

1. Cohabitación

Precisamente, De Gaulle fue llamado por segunda vez para salvar Francia en 1958. La inestabilidad de la IV República, que tuvo 22 gobiernos en 12 años, era incapaz de hacer frente al malestar social y al ruido de sables por la guerra de Argelia.

El general diseñó una Constitución que reforzaba el papel del presidente de la República sobre la Asamblea Nacional en un intento de dar inestabilidad política. Desde 1965, el jefe de Estado fue elegido por sufragio universal, lo que aumentaba la legitimidad democrática del presidente de la República.

La Carta Magna no incluía una guía de instrucciones para una “cohabitación”, es decir, cuando el presidente francés debía nombrar a un primer ministro de otro color político después de que su partido perdiera la mayoría en la Asamblea Nacional. Pero la experiencia primero con el socialista François Mitterrand y luego con el conservador Jacques Chirac crearon una práctica que ha funcionado hasta ahora. El inquilino del Elíseo se centraría en la política exterior y de defensa de Francia, mientras el Gobierno se centraba en la gestión política diaria. Sin embargo, socialistas y conservadores compartían la misma visión en política europea y exterior. La ultraderechista Marine Le Pen y su discípulo y candidato a primer ministro, Jordan Bardella, quieren hacer tabla rasa del consenso político de los viejos partidos de la V República. En consecuencia, la primera cohabitación de Macron puede convertirse en un permanente choque de trenes entre el Elíseo y Matignon (residencia del primer ministro francés).

2. Un país ingobernable

Si tras la celebración de la segunda vuelta, la extrema derecha no alcanza la mayoría absoluta (289 escaños) o se queda lejos de los 250-260 diputados y no se puede conformar una mayoría parlamentaria alternativa, el presidente de la República no podría nombrar un nuevo primer ministro. En este caso, podría permanecer en el cargo Gabriel Attal o bien nombrar a un Gobierno técnico presidido por un hombre o mujer que reúna el consenso de la Cámara hasta que dentro de un año se pueda de nuevo disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones. Entre los nombres que suenan para un escenario completamente inédito para le país vecino se sitúan la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que ya fue ministra de Economía con Nicolás Sarkozy, o el director del Banco de Francia.

3. Una Gran Coalición

En un país como Francia el sistema electoral mayoritario a dos vueltas ha primado las amplias mayorías, por lo que no existe una tradición de coalición postelectorales como existe en Alemania, Italia o Países Bajos. Como muestra, la Asamblea Nacional que disolvió Macron tras elecciones europeas y se eligió ahora hace dos años, el presidente contaba con una mayoría simple de 250 de los 577 diputaos frente a los 88 de Reagrupación Nacional. Sin embargo, no fue posible que los centristas llegaran a un acuerdo de legislatura ni con la derecha tradicional, Los Republicanos.

Ahora dada la incompatibilidad entre el bloque de extrema derecha y la heterogénea coalición de izquierdas, no resultaría fácil que los de Le Pen encontraran aliados para alcanzar la mayoría absoluta, la mágica cifra de los 289 escaños.

En cambio, en las últimas semanas suena una eventual coalición centristas que reuniría alrededor de Juntos, la coalición macronista, una especia de Gran Coalición con los diputados moderados procedentes del Partido Socialistas, Los Verdes y Los Republicanos. Un encaje de bolillos difícil de tejer en una Francia tan polarizada como la actual.

4. Dimisión

Macron ha insistido en una reciente carta a los franceses que su mandato concluye en mayo de 2027 y que ahora solo está en juego la renovación de la Asamblea Nacional. Sin embargo, cuanto mayor sea el descalabro en la segunda vuelta electoral, cuando se conocerá la nueva composición de la Cámara baja francesa, aumentarán las voces que desde la oposición reclamen su renuncia y convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas.

La Constitución francesa solo prevé el final del mandato de cinco años del presidente de la república por fallecimiento, dimisión o “impeachment” (destitución).

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