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“Vinicius, Nobel de la Paz”, se arrancó con sorna a mitad de tarde un grupo de valencianistas llegando a Mestalla durante la masiva manifestación contra el propietario del club, Peter Lim. Allí, dos horas antes del partido y bajo una abundante presencia policial, miles de aficionados esperaban a los equipos. Era el acceso habitual, la calle Suecia, pero la jornada guardaba tanta inflamación y tensión tras los insultos racistas a Vini de la temporada pasada (iniciados en el desembarco de los madridistas al estadio), había tantos ojos pendientes en todo el mundo de lo que ocurría, que el dispositivo de seguridad regateó a casi todos. Mandó al autocar del Madrid por otra puerta, a unos 200 metros, por una vía completamente cortada, la Joan Reglà.
Mamardashvili, Mouctar Diakhaby (Cenk Özkacar, min. 89), Foulquier, Gayá, Cristhian Ibarguen, Javi Guerra, Pepelu, Francisco Martinez (Peter Federico, min. 72), Sergi Canos (Hugo Guillamón, min. 57), Hugo Duro y Yaremchuk (Diego López , min. 57)
![Real Madrid](https://as01.epimg.net/img/comunes/fotos/fichas/equipos/large/1.png)
Andriy Lunin, Ferland Mendy (Fran Garcia, min. 72), Aurelien Tchouameni, Dani Carvajal, Rüdiger, Federico Valverde (Nacho, min. 85), Jude Bellingham, Kroos (Modric, min. 63), Camavinga (Joselu, min. 72), Vinicius Junior y Rodrygo (Brahim Diaz, min. 63)
Goles 1-0 min. 27: Hugo Duro. 2-0 min. 30: Yaremchuk. 2-1 min. 50: Vinicius Junior. 2-2 min. 75: Vinicius Junior.
Árbitro Jesús Gil Manzano
Tarjetas amarillas Yaremchuk (min. 3), Vinicius Junior (min. 71), Federico Valverde (min. 80) y Mouctar Diakhaby (min. 82)
Tarjetas rojas Jude Bellingham (min. 99)
Allí apareció el brasileño, con unos auriculares blancos que seguramente le impidieron escuchar los cánticos contra el Madrid que lanzaron los centenares de personas —y no miles, como en la calle Suecia— que se situaban tras las vallas a unos 150 metros. En la entrada al recinto, algunos trataron de acceder con carteles contra el dueño del Valencia con el añadido de Vinicius caracterizado como “Pinochius”.
Vinicius y más Vinicius en una noche volcánica de principio a fin. Desde el brasileño al gol fuera de tiempo de Bellingham tras el silbatazo de Gil Manzano. “Una decisión inédita”, según Ancelotti.
Hasta la heladora lesión de Diakhaby y la polémica final, durante casi toda la velada resultó casi imposible que la cita se saliera de todo lo que ocurría larededor del brasileño. El ambiente se presentaba en carne viva por los antecedentes y su caso se convirtió en una balsa de aceite que convirtió Mestalla en una pista resbaladiza, incluso para la suerte deportiva del Madrid durante un buen tramo. Acabado el sobrecogedor homenaje a las víctimas del trágico incendio de Valencia, la sesión se posó sobre Vinicius, que saltó el último al campo tras escuchar por megafonía Un beso y una flor, de Nino Bravo. Todo lo contrario de lo que le esperaba.
A Vini le abroncaron hasta cuando no la tocaba. Nada más arrancar, la pelota le llegó a Mendy en la izquierda y un sector nada despreciable de Mestalla también pitó. Pensaba que era Vinicius. No había tregua. “Qué tonto eres” y “qué malo eres”, le cantaban. Si la tocaba, pitada. Si levantaba el brazo, pitada. Si se acercaba al banquillo a beber agua, pitada. Y él, fiel a su trayectoria, nunca rehuyó el fragor. Quien pensara que el extremo había acudido con la intención de que todo pasara lo antes posible, nada más lejos de la realidad. Tampoco sus compañeros dejaron de buscarle. Fue un duelo personal constante con todos.
Le recordó al árbitro con los dedos que ya le habían hecho dos faltas en menos de 10 minutos, se enzarzó con Gayà, Pepelu se revolvía en el césped por un roce con él mientras Christian Mosquera corría hasta su altura para pedirle calma. Vini y más Vini. Hasta en el 1-0 del Valencia. Acudió a tratar de resolver un error de Valverde, pero la perdió en la línea de fondo ante Foulquier, en una zona ortopédica para él, y Hugo Duro castigó a los blancos. El 2-1 de los suyos vino por un rebote en línea de gol y él lo celebró encarándose con la grada de animación (con la que tuvo los problemas el curso pasado) y luego levantando el brazo derecho con el puño cerrado, a modo de black power, mirando con toda la intención a esa zona, recreándose en el gesto. Una foto que no fue nada menor para él en un escenario marcado.
Revancha personal que culminó enfrentándose a la grada en la celebración del 2-2, que le sirvió para atrapar el MVP. “Fue determinante para nosotros”, admitió Ancelotti, que solo comentó su labor deportiva y evitó entrar en la cuestión ambiental (él también fue muy pitado cuando la megafonía anunció su nombre). “Fue más efectivo dentro del área que fuera, porque Foulquier hizo un partido sobresaliente”, analizó el técnico.
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