La Sanidad se encuentra en un momento de grandes retos y oportunidades que pueden (deben) traducirse en un mayor impulso y protagonismo de un sector ya esencial para la salud de la población española y motor económico y social para el país: el sector de tecnología sanitaria. Para ello es fundamental el apoyo de la Administración. En este sentido, el reciente inicio de legislatura se revela como una nueva oportunidad para materializar medidas hacia tal fin. Decimos «nueva oportunidad» ya que algunas de ellas hace mucho tiempo que están sobre la mesa y cuyo desarrollo supondría el refuerzo de una industria decisiva para el avance y modernización del Sistema Nacional de Salud (SNS).

Para lograr esa Sanidad con mejores resultados en salud, más digital y eficiente que responda a los retos actuales y esté preparada para los retos futuros, es necesaria una adecuada planificación de las inversiones en tecnología sanitaria. No se puede hablar de un sistema sanitario de futuro con tecnología del pasado, y España tiene aún que quitarse la etiqueta de ser uno de los países europeos con mayor nivel de obsolescencia tecnológica.

Afortunadamente, estamos ante un cambio de tendencia que se ha evidenciado con las inversiones para la adquisición y/o renovación de equipamiento tecnológico sanitario en las distintas comunidades autónomas a través de mecanismos como el Plan INVEAT –que, en su primera fase ya finalizada, y gracias a una dotación de 796 millones de euros, ha permitido instalar más de 800 equipos en los hospitales públicos–, el Plan de Mejora de Infraestructuras en Atención Primaria (MINAP), actualmente en desarrollo, el Plan de Acuerdos Marcos de Alta Tecnología de INGESA (AMAT-i) y las propias inversiones que están realizando los servicios de salud de las Comunidades Autónomas.

Iniciativas todas ellas que van a asegurar mejores resultados en salud en todo el proceso asistencial: prevención de la enfermedad, diagnóstico, tratamiento y seguimiento. Es por lo que una cultura de la inversión en tecnología sanitaria debe tener continuidad y ampliarse a todas las familias tecnológicas para la óptima prestación sanitaria. En esta línea, el PERTE de Salud de Vanguardia –y los fondos europeos de los que se nutre– es una oportunidad que debemos aprovechar para tener un SNS moderno y digitalizado, preparado para los desafíos futuros.

Pero no solo hace falta inversión; es preciso también utilizar esos recursos de forma estratégica para que los pacientes puedan acceder de forma equitativa a las mejores tecnologías sanitarias y para ello es necesario que los modelos de compra pública den prioridad al valor que aporta cada solución tecnológica, es decir, dar más relevancia a criterios de calidad frente a los económicos.

El actual entorno económico marcado por la alta volatilidad, la inflación, la subida de tipos de interés y el incremento de costes productivos está suponiendo un duro golpe para muchas compañías del sector que ven como no son capaces de indexar los precios de los contratos públicos y, por tanto, tienen cada día más difícil poner sus productos a disposición de los pacientes y profesionales. Para garantizar el acceso a tecnologías y productos sanitarios de la mayor calidad, debemos recuperar mecanismos de revisión vinculados al IPC que permitan en casos justificados mantener el equilibrio económico-financiero de los contratos.

También tenemos que aprovechar las oportunidades que nos abre la legislación europea que desde abril de 2022 nos permite reducir el IVA de todos los productos sanitarios, medida que generaría unos ahorros al conjunto de servicios de salud de más 1.000 millones de euros, que podrían ser revertidos en inversiones en innovaciones tecnológicas para el sistema sanitario público.

Estas medidas deben ser acompasadas y acompañadas de un Plan Industrialización que fomente un tejido industrial de alto valor, apueste por la I+D+i, que favorezca la competitividad de las empresas y aumente las capacidades productivas en nuestro país, en definitiva, que atraiga inversiones y aumente las capacidades productivas de nuestro país.

La Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria, Fenin, trabajará con lealtad institucional con todas las administraciones públicas para hacer de estos retos y oportunidades un nuevo sistema sanitario de futuro que mejore la salud y calidad de vida de la población.

Pablo Crespo es secretario general de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria, Fenin

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