Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete volvieron a reunirse este jueve en Bruselas para cerrar el pacto sobre la renovación de la cúpula comunitaria. Finalmente, hubo acuerdo, pero sin el consenso deseado. Pese a todos los esfuerzos desplegados a lo largo del día para seducir a Giorgia Meloni, Italia prefirió quedarse fuera de la renovación de los «top jobs» comunitarios.

Según un preacuerdo alcanzado este pasado martes por parte de los populares, los socialistas y los liberales de Renew la presidencia de la Comisión Europea recaería en Ursula von der Leyen, la del Consejo en el exprimer ministro portugués Antonio Costa y la primera ministra de Estonia, Kaya Kallas, sustituiría a Josep Borrell como máximo representante de la diplomacia comunitaria. Populares, socialistas y liberales. Norte, sur y Este del club comunitario. El equilibrio perfecto tanto territorial como ideológico y de igualdad de hombres y mujeres.

Pero no hay cumbre europea sin un poco de drama y suspense. Han sido excluidos de este pacto provisional la primera ministra, Giorgia Meloni y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, que no están representados en ninguna de estas familias políticas. Los dos mandatarios han entrado en cólera. Orban finalmente votó en contra de la designación de Von der Leyen, mientras Meloni se abstuvo en la nominación de la política alemana, pero votó en contra de Costa y Kallas.

“Ningún demócrata auténtico que crea en la soberanía popular puede considerar aceptable que en Europa se intentase negociar sobre las altas posiciones incluso antes de ir a las urnas”, denunció Meloni en una comparecencia ante la Cámara de Diputados italiana este miércoles antes de desplazarse a la capital comunitaria. Según la mandataria, que este jueves no ha realizado declaraciones antes de su entrada a la cumbre europea, se trata de un acuerdo “impuesto” por una “mayoría frágil” que “probablemente tendrá dificultades en los próximos años”. Por su parte, Orban ha clasificado este preacuerdo como “vergonzoso” y ha tachado a la alianza entre populares, socialistas y liberales como “coalición de mentiras”.

Al menos en teoría, se podría elegir a la cúpula comunitaria sin la luz verde de los dos líderes, ya que se necesita mayoría cualificada ( Jean Claude Juncker fue vetado por el primer ministro británico David Cameron y Orban en el año 2014), pero la máxima de esta cumbre es mantener a Meloni en el consenso europeo. Según fuentes diplomáticas, resulta difícil de asimilar que un país fundador de la Unión Europea y la tercera economía del euro quede orillado de unas negociaciones tan importantes. El peso de Italia no se puede comparar ni con Hungría ni con Reino Unido en el pasado.

“Quiero dejar clara una cosa: nadie respeta a Meloni y a Italia más que yo. Creo que ha habido un malentendido, porque a veces necesitamos plataformas políticas específicas para facilitar el proceso, pero la decisión final corresponde a Meloni y el resto de líderes durante la cumbre”, ha asegurado el primer ministro polaco, Donald Tusk quien es uno de los negociadores por parte del Partido Popular Europeo. “No hay Europa sin Italia ni decisión sin Meloni”, ha subrayado

El canciller alemán, Olaf Scholz, también ha tendido la mano a la primera ministra italiana ya que todos los líderes son “igualmente importantes”. Al igual que Tusk, Scholz ha explicado que este pacto provisional tan solo pretende “hacer más fácil alcanzar a un acuerdo porque el Consejo Europeo debe hacer una propuesta que pueda contar con una mayoría en el Parlamento”.

Según fuentes diplomáticas, una abstención por parte de Roma sería suficiente para salvar los muebles y los Veintisiete son proclives a que Italia se haga con un vicepresidencia o vicepresidencia ejecutiva importante como premio de consolación dentro del Ejecutivo comunitario. Meloni ha mostrado su interés por una cartera con fuerte peso económico como Competencia, Comercio, Agricultura o Industria. Suenan los nombres de Raffaelle Fito, ministro de Asuntos Europeos y mano derecho de Meloni, y el de Elisabetta Belloni, la primera mujer al mando de los servicios secretos italianos. El reparto de estos cargos se conocerá en septiembre.

Aunque von der Leyen piropeó a Meloni durante la campaña electoral, al subrayar su compromiso anti Vladimir Putin y su perfil europeísta, tras conocerse el resultado de las elecciones ha priorizado la alianza con socialistas y liberales y la reedición de la actual coalición de centro. El objetivo sigue siendo llegar a una fumata blanca esta cumbre para que la candidatura de von der Leyen, pueda someterse a la votación del hemiciclo europeo el 18 de julio, durante la primera sesión plenaria de la nueva legislatura.

El auge de la extrema derecha en Francia y Alemania – que ha alejado cualquier conato de revuelta por parte de Emmanuel Macron contra von der Leyen- y la complicada situación internacional debido a la guerra en Ucrania y el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca hacen imperioso que la incógnita sobre los altos cargos se resuelva lo antes posible y sin tensiones innecesarias. En un principio el Partido Popular Europeo había pedido dividir la presidencia del Consejo en dos mandatos de dos años y medio para que uno de los suyos lo ocupara en la segunda fase. Sin embargo, las tres familias políticas mayoritarias han decidido finalmente que Costa continúe durante los cinco años.

Aunque no figure como tal en este acuerdo, la presidencia de la Eurocámara sería para la popular maltesa Roberta Metsola, quien ya ostenta este puesto actualmente. Quedaría, de momento en el aire si se haría con este cargo durante toda la legislatura o tan solo durante dos años y medio, tal y como suele ser lo habitual.

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