La obra publicada del psicólogo deportivo estadounidense Bob Rotella contiene varios libros sobre golf. Uno de ellos, Claves para patear con naturalidad, es un manual para que el golfista alcance la plenitud mental cuando pise el green y se disponga a atacar el hoyo con un golpe preciso. Además de una serie de consejos, como el de pensar que cualquier putt es posible sin importar la distancia, Rotella expone un razonamiento que también está emparentado con los grandes goleadores. “Un buen pateador sabe que por un mal día en el green no pasa nada”, viene a decir Rotella.

Un pensamiento similar al proclamado por Rotella ha invadido la mentalidad de Álvaro Morata (Madrid, 31 años) que ha encontrado en el golf un deporte que le relaja y le despeja la cabeza. Y no lo hace mal. Nunca había participado en un torneo y en el primero que compitió lo ganó y paso de un hándicap 36 a un 7. Competir contra el campo y contra sí mismo y los agradables entornos donde se practica el golf han contribuido a que esté firmando sus mejores registros. Con 19 goles en 28 partidos entre todas las competiciones, Morata está a un solo tanto de igualar su mejor registro como profesional, alcanzado en 43 partidos en el Real Madrid en la temporada 16-17 y en la Juventus, en 44 encuentros, en el curso 20-21.

El propio Diego Pablo Simeone ha percibido a ese Morata que ya no se hunde ante una mala racha. El preparador argentino comenta que ya no necesita protegerle, que ha alcanzado la madurez suficiente no solo para salir adelante por sí mismo. El Cholo también advierte que Morata se ha convertido en una voz autorizada y escuchada dentro del vestuario. Muy incrustado en el grupo de los españoles, le ha inoculado el veneno del golf a Koke y a Marcos Llorente. El campo de la ciudad financiera del Santander, situado a las afueras de Boadilla del Monte, se ha convertido en un lugar de reunión y diversión.

“Me quedo con la mejoría que tuvo en todo, no es sólo los goles, sino que tuvo un crecimiento importantísimo para él. Y en consecuencia nos lo está dando al equipo”, reflexionó ayer el técnico argentino en la previa de los cuartos de final de la Copa que enfrenta este jueves al Atlético con el Sevilla (21.00, Movistar) en el Metropolitano.

Con esos 19 tantos, Morata ya ha superado la cifra que le marcó Simeone en la conversación que mantuvieron en Seúl durante la pretemporada. El técnico ahora le dice, medio en broma medio en serio, que los 18 goles que debía marcar eran en Liga, competición en la que suma 13 tantos. En Champions ha marcado cinco y en Copa, uno. La forma de marcar también habla de un delantero que explota todos sus recursos: ocho tantos con la derecha, cinco con la izquierda y otros tantos de cabeza.

La seguridad que parece haber encontrado Morata también se ha visto reflejado en su porcentaje de acierto en el remate, también el mejor de su carrera (27%) y muy superior al de sus otras tres primeras temporadas en el Atlético (15%, 18% y 18%). Puede que Morata fluya en el área como nunca gracias al golf y a la madurez que otorga ser padre de cuatro de hijos, como resaltan en el club, pero también al trabajo de su coach particular, Adriá Carmona. Este fue una de las promesas de la cantera del Barcelona que hizo una carrera discreta, por debajo de las expectativas que generó como juvenil. Carmona sabe de primera mano lo que son las travesías en el desierto en el deporte de élite y Morata ha pasado por muchas. Se ha visto señalado por su propia afición con la selección española, en sus comienzos en el Atlético y en el Chelsea. En el club londinense tuvo que soportar que la hinchada recelara de que luciera el nueve porque consideraban que no estaba a la altura de los grandes delanteros de la historia del club. Nada que ver con lo que vive ahora en el Atlético.

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