Dani Levinas, coleccionista y comisario de arte que contó en este periódico la historia de los grandes mecenas, ha fallecido este miércoles en Miami a los 75 años, según ha podido confirmar EL PAÍS a través de la editorial La Fábrica. El experto nacido en Buenos Aires tuvo acceso a esas casas museo que el resto de los mortales deben conformarse con ver de lejos o en determinadas publicaciones. Estas conversaciones se reunieron en el libro Los guardianes del arte (La Fábrica), donde Levinas hablaba con 34 coleccionistas.

“Mi colección, comparada con las de mis entrevistados, es pequeñísima”, contaba en una entrevista con EL PAÍS en marzo de 2023 cuando se trasladó a vivir a Madrid después de décadas de residencia en Estados Unidos. Esa colección, conformada con su mujer, Mirella Levinas, cuenta con unas 800 piezas de arte contemporáneo con gran carga de artistas de América Latina y estuvo desplegada primero en Washington y después en su casa española. Levinas fue además presidente emérito de The Phillips Collection, el primer museo de arte moderno en Estados Unidos, y era también miembro de la Junta Directiva de la Fundación del Museo Reina Sofía de Madrid.

No solo conseguía la llave de entrada a las casas de las mayores fortunas del mundo; además, una vez dentro, lograba que personajes en apariencia tan reticentes a dar una declaración como J. Tomilson Hill, uno de los grandes coleccionistas de arte del mundo (sus cuadros están en la Galería de los Uffizi), con museos propios, le acabara medio confesando con una sonrisa pícara que tal vez sea el dueño de Judith y Holofernes, uno de los últimos cuadros que ha aparecido de Caravaggio (se estima que con un precio de venta de más de 100 millones), cuya atribución sigue rodeada de polémica. “No tengo ningún truco”, confesaba a EL PAÍS. “No voy como periodista, no voy como crítico de arte. Somos colegas. Digamos que es una conversación de coleccionista a coleccionista. Bajan la guardia”, contó a este diario.

Levinas conversó también con el multimillonario matrimonio formado por Mitchell Rales y Emily Wei Rales, que tienen el museo Glenstone, en Maryland, donde han reunido una colección de arte con más de 1.300 piezas modernas y contemporáneas. O con Helga de Alvear, coleccionista alemana residente en España, que también ha optado por reunir su patrimonio en una pinacoteca en Cáceres y que en cada edición de Arco da la buena noticia con compras millonarias (en la reciente edición de este año adquirió un espectacular lienzo de Georg Baselitz por 1,5 millones de euros y una escultura de Juan Muñoz, por 800.000 euros).

Siempre tuvo un requisito: “Traté de buscar coleccionistas que comparten el arte con el público. A los artistas lo que más les importa es que su obra sea vista por la mayor cantidad de ojos posibles y para eso la obra no puede estar encerrada”.

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