Unos cien mil millones de neuronas aproximadamente –sí, ha leído bien, cien mil millones– estiman los neurocientíficos que tiene el cerebelo de las personas, que está situado detrás del cerebro; concretamente en la línea media de la región dorsal del tallo cerebral. Su función principal es el proceso de la información que proviene de otras áreas del cerebro, de la médula espinal y de los receptores sensoriales. En otras palabras, el cerebelo está relacionado con la coordinación, ajuste y control del movimiento.

Ahora, en un estudio experimental que tiene como protagonistas a un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad estadounidense de Minnesota, han descubierto una nueva función del cerebelo en la coordinación de la red cerebral que es esencial para lo que se conoce como «memoria de reconocimiento social», es decir, el proceso cognitivo que nos permite recordar y reconocer las identidades de otras personas, en particular aquellas con las que nos hemos encontrado antes.

Este trabajo, que aparece en «Nature Communications», hace hincapié en que una mejor comprensión de la actividad del cerebelo se traducirá, en un futuro, en innovadoras terapias para las enfermedades del Sistema Nervioso Central. En este estudio se explica cómo, en modelos preclínicos, se consiguió dirigir la actividad cerebelosa con un control preciso.

Y de esta forma los neurocientíficos descubrieron que el cerebelo participa en la recuperación de información social, «activando la matriz neuronal subyacente a las respuestas emocionales y las funciones cognitivas», como explica el profesor Yi-Mei Yang, primer autor de este trabajo.

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