Desde primera hora de la mañana, por los gestos, era muy evidente que Pedro Sánchez estaba muy tocado con la decisión de un juez de abrir diligencias para investigar a su esposa, Begoña Gómez, tras una denuncia del grupo ultra Manos Limpias, especializado en denuncias contra dirigentes de izquierda que suelen quedar en nada. El presidente salió del Congreso visiblemente molesto, y se fue a La Moncloa, donde diversos colaboradores lo vieron muy tocado, aunque no imaginaron lo que pasaría después. Sánchez se encerró con su familia y redactó de su puño y letra una carta en la que asegura que está pensando seriamente en dimitir tras los “ataques sin precedentes” a su esposa. “Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este honor”, señala el presidente en una “carta a la ciudadanía” difundida en su cuenta de la red social X, sin membrete oficial, como muestra de que es una cuestión personal.

El presidente envió la carta a sus colaboradores para que la publicaran pero no quiso ver a nadie, no reunió a ningún gabinete de crisis, al contrario de lo que hizo cuando adelantó las elecciones en 2023. Tomó la decisión de forma personal con su familia. Prácticamente nadie lo sabía, y sus principales colaboradores, pocas horas antes, eran completamente ajenos a lo que se estaba fraguando. Poco después de que la carta se hiciera pública, el núcleo duro del sanchismo -María Jesús Montero, Félix Bolaños, Santos Cerdán, Óscar Puente, Óscar López- se han dado cita en La Moncloa de manera informal para buscar una solución, para intentar convencer al líder de que siga, pero todos los consultados señalan que es una decisión absolutamente personal, que hay un factor humano difícil de controlar, y que cuando tocan a la familia la reacción puede ser esta.

Sánchez ha pedido tiempo para pensar, y en su entorno están decididos a concedérselo. Aunque de momento hay consecuencias importantes. El líder del PSOE se pierde el arranque de campaña en Cataluña, donde tenía previsto un mitin con Salvador Illa, y también podría ausentarse en el Comité Federal del sábado, donde deberían refrendarse las listas a las europeas que él ha controlado, con Teresa Ribera como número uno. El Comité no se puede cancelar, ya está convocado, pero podría celebrarse sin él, una anomalía que da cuenta de la situación de extrema gravedad que vive el PSOE en este momento.

El golpe definitivo, la gota que ha colmado el vaso, fue el salto a los tribunales de un caso que en La Moncloa insisten que no tiene absolutamente nada detrás, y más por una denuncia de un grupo ultra como Manos Limpias cuyos líderes llegaron a ser encarcelados por extorsionar a entidades financieras. Sánchez siempre ha mostrado que el asunto de que tocaran a su familia le afectaba especialmente, aunque también había dicho recientemente a los periodistas que con él ya lo habían intentando todo y que le daba igual porque tenía la convicción de que debía seguir. Sin embargo, algo cambió este miércoles, y por primera vez en una carrera política construida alrededor de la resistencia, en la que siempre se ha destacado su fortaleza anímica y su fe inquebrantable en el éxito, Sánchez se quebró y ha anunciado que está pensando seriamente en dejar la política.

El líder del PSOE ha anunciado que cancela toda su agenda pública durante unos días, hasta el lunes, para reflexionar, hablar con su familia y tomar la decisión de si merece la pena seguir. Eso quiere decir que se perderá el arranque de campaña en Cataluña, donde estaba previsto que participara en Sabadell en un mitin con Salvador Illa. La conmoción en el Gobierno y el PSOE era total. Nadie esperaba algo así precisamente de Sánchez, que siempre ha presumido de que nunca le iban a quebrar. El presidente habló con muy pocas personas antes de anunciarlo, y aparentemente no hubo ninguna reunión de crisis. Nadie sabe, pues, cuál será la decisión definitiva de Sánchez, aunque es de esperar que ahora llegará una ola de apoyo muy importante por parte de todo el progresismo. En su entorno insisten en que no se trata de una cuestión solamente política, sino que hay que pensar en el factor humano porque los políticos son personas y cuando se toca a la familia la reacción es imprevisible incluso para un resistente como Sánchez. Precisamente hace dos semanas, José Luis Rodríguez Zapatero, que también sufrió un durísimo acoso de la oposición conservadora cuando estaba en el poder, decía en EL PAÍS que él aguanta mucho pero Sánchez es más duro que él, y señalaba que eso es algo fundamental en una política tan tóxica como la española. Pero esa resistencia no ha sido suficiente cuando el ambiente tóxico que se vive en el Congreso ha llegado a su esposa.

Sánchez responsabiliza directamente a Feijóo del acoso a su esposa. “Esta estrategia de acoso y derribo lleva meses perpetrándose. Por tanto, no me sorprende la sobreactuación de Feijóo y Abascal. En este atropello tan grave como burdo, ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias. De hecho, fue el señor Feijóo quien denunció el caso ante la Oficina de Conflicto de Intereses, pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público. La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo, cuyos funcionarios fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox. Seguidamente, instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado, impulsaron una comisión de investigación para, según dicen, esclarecer los hechos relacionados con este asunto. Como es lógico, faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar”, señala en su carta.

En todo momento, Sánchez deja claro que para él es demasiado duro ver cómo atacan a su esposa solo por serlo. El hecho de se acepte una investigación promovida por unos ultras como Manos Limpias parece ser definitivo. “Como es lógico, Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes. En efecto, la denuncia de Manos Limpias se basa en supuestas informaciones de esa constelación de cabeceras ultraconservadoras arriba referida. Subrayo lo de supuestas informaciones porque, tras su publicación, hemos ido desmintiendo las falsedades vertidas al tiempo que Begoña ha emprendido acciones legales para que esos mismos digitales rectifiquen lo que, sostenemos, son informaciones espurias”, señala la carta.

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