Zona rural o de ciudades medianas. Habitantes que ponen rumbo a ciudades más grandes. Cada vez menor tejido empresarial en la zona de origen, cada vez una mayor pérdida de población. Los elementos que dibujan este círculo vicioso no suenan ajenos en España, pero no son algo exclusivo de nuestro país. La migración hacia las grandes ciudades supone un reto para el desarrollo de las medianas y las pequeñas urbes a lo largo y ancho de Europa. No obstante, es posible revertirlo. En las regiones de Västerbotten y Norrbotten, las más septentrionales de Suecia, van camino de romper este círculo. De hecho, una ciudad mediana ya lo ha logrado.

Hace justo 100 años, el descubrimiento de una mina de oro en las cercanías de Boliden, pueblo en el norte de Suecia que dio nombre a la multinacional minera, provocó una primera época dorada en el área. Empresas de ingeniería y minería, el influjo de nuevas personas atraídas por el áureo canto y el reafirmarse como un punto de comercio para la exportación de los minerales de la zona encumbraron a la vecina ciudad de Skellefteå, situada a 200 kilómetros del círculo polar ártico y la que ahora ha roto el círculo vicioso de la despoblación, como un punto importante ya en aquel entonces.

La decadencia de Skellefteå comenzó a mediados de los años 90. Entonces, Suecia vivió una gran crisis financiera e inmobiliaria que golpeó especialmente a la industria y que espoleó la migración hacia ciudades más grandes, situadas en el sur del país. De 75.822 habitantes en 1994, Skellefteå pasó a tener 71.786 en 2004, una cifra que se mantuvo más o menos estancada hasta que en 2015 la tendencia comenzó a cambiar nuevamente y se disparó por completo a partir de 2019. En la actualidad, la ciudad ha alcanzado un nuevo máximo histórico de población con 77.869 habitantes empadronados en ella. ¿Cómo ha pasado esto? Dos hitos explican principalmente el cambio. De un lado, un plan impulsado desde la propia ciudad y, de otro, la instalación de la primera gigafactoría de baterías para vehículos eléctricos de Europa: la fábrica de Northvolt.

Conscientes de que la ciudad perdía fuerza, las autoridades locales empezaron a impulsar en 2015 un plan estratégico esbozado mediante consulta ciudadana que se fijó la meta de revitalizar Skellefteå. En una entrevista mantenida en el marco de un viaje a la zona costeado por la Embajada de Suecia en España, Anja Palm, dirigente del área de empresas del Ayuntamiento de Skellefteå, y Helena Renstrom, responsable de Expo2026, un evento global que están organizando, cuentan que los principales ejes de la estrategia se sustentaron en poner en valor la ciudad tanto a nivel interno como externo, hacer un repaso de los recursos que estaban a su alcance y en impulsar un campus universitario para que los jóvenes no tengan que irse fuera a estudiar.

En lo referente al ámbito educativo, ante la dificultad de crear una universidad capaz de competir con las instituciones del resto del país, lo que están haciendo es un nuevo modelo inédito en Suecia que consiste en un único campus en el que fomentan la instalación de delegaciones de varias universidades distintas. En cuanto al balance de recursos a su alcance, la joya de la corona es Skellefteå Kraft, la compañía eléctrica de titularidad pública del municipio.

Tras la crisis de mediados de los 90, en toda Suecia se inició un proceso de privatización de empresas públicas en el que una de las excepciones que mantuvo su condición fue Skellefteå Kraft. No obstante, cabe puntualizar que la concepción de empresa pública en Suecia difiere de la española. Fredrik Jonsson, responsable de estrategia y desarrollo de la compañía, detalla que el objetivo de la firma es proporcionar el mejor servicio posible al municipio y a Suecia, y para ello, tienen como misión dar beneficios para poder revertir dinero a las arcas públicas. Su objetivo es ser rentable, y pese a ser pública, es posible despedir empleados y no es necesario aprobar una oposición, ya que, en palabras de Jonsson, “funciona como cualquier otra empresa privada, solo que es propiedad pública”.

Jonsson sostiene que el hecho de que Skellefteå dispusiera de esta compañía energética, que ostenta el control de la red eléctrica y genera solamente energía renovable, fue una de las claves que atrajo a la gigafábrica de Northvolt a la ciudad. Fuentes de la propia Northvolt lo corroboran. “Pudimos obtener los terrenos que necesitábamos, tuvimos acceso a energía renovable a un precio competitivo y la ciudad tenía un pasado industrial, algo que también fue importante, porque así tenemos empresas auxiliares cerca”, comenta Jaani Heinonen, portavoz de Northvolt, antes de añadir también a la lista de motivos para instalarse allí el acceso a materias primas gracias a la actividad minera en la zona y a una buena logística a instancias del puerto y aeropuerto cercano a Skellefteå.

Cofundada en 2016 por el actual consejero delegado de la firma, Peter Mikael Carlsson, el exvicepresidente de la cadena de suministro de Tesla, Northvolt es la gran apuesta europea en la fabricación de baterías para coche eléctrico en el Viejo Continente. Auspiciada por Volkswagen, Scania y grandes firmas de inversión, Northvolt tiene la ambición de fabricar “la batería más verde del mundo” en Europa. Para ello, entre otras plantas, han construido la megafábrica a las afueras de Skellefteå que ha sido la clave para revitalizar el municipio. Con casi 4.000 empleados en la actualidad y con una previsión de alcanzar más de 5.000 en ella, cuando esté a pleno rendimiento, prevén fabricar el equivalente a baterías suficientes para un millón de coches al año.

El efecto tractor de este proyecto ha convertido Skellefteå en una rara excepción en varios sentidos. Mientras Suecia endurece su política migratoria por los problemas de integración que han sacudido las creencias de parte del país, la ciudad lanza campañas para atraer gente de todas partes del mundo. Cuando en otras regiones de Europa falta trabajo, incluido en la propia Suecia -su tasa de paro ha escalado al 8,3%, el tercer peor dato de la Unión- en Skellefteå hay más empleos que personas en paro. En concreto, atendiendo a los datos del servicio público de empleo del mes de mayo, 1.098 parados para 1.318 nuevas ofertas de trabajo.

Tanto los empresarios locales como Northvolt necesitan sobre todo ingenieros. No obstante, faltan manos a todos los niveles. Desde el Ayuntamiento explican que en la ciudad se necesitan profesores, médicos, empleados de construcción, bomberos, personal administrativo, cocineros… En el portal de empleo de Skellefteå, abundan las ofertas técnicas.

Saleta Beiro, estratega digital, y Néstor Noyón, responsable de mantenimiento de Revolt, parte de Northvolt, son dos españoles que viven en la ciudad. Noyón da cuenta de cómo está impactando este rápido crecimiento en los precios de la vivienda. “Ahora mismo, la situación es que la compra es más conveniente que el alquiler, porque al haber tanto bum demográfico, la oferta de alquiler no cuadra con la demanda y los precios están subiendo”, describe. El auge de precios también afecta a la compra, pero todavía el metro cuadrado permanece por debajo de la media del país, según datos del Ayuntamiento.

Por su parte, Beiro aproxima cómo es el coste de la vida en relación con los salarios. El sueldo promedio del municipio son alrededor de 30.000 coronas al mes después de impuestos, unos 2.700 euros al cambio. “Si vienes a trabajar de camarero son unas 20.000 coronas, y si vienes a trabajar de ingeniero el asunto sube más”, apostilla. Según ha podido comprobar este periódico en portales inmobiliarios, el precio de una casa varía enormemente, pero las hay a partir de 72.000 euros al cambio, mientras que el más común suele rondar los 160.000 euros. Preguntados por qué es lo mejor y lo peor de vivir allí, Beiro y Noyón respondieron que lo mejor es la calidad de vida en general y las condiciones laborales, lo peor, que en invierno apenas hay luz solar por estar muy al norte. El pasado invierno, uno especialmente duro, se llegaron a alcanzar 37 grados centígrados bajo cero en el momento más crudo.

Skellefteå es una ciudad que está en plena ebullición porque la planta de Northvolt ya es una realidad. Con todo, hay otras urbes del norte de Suecia que también tienen proyectados grandes industrias que empezarán a producir en el futuro próximo. Gällivare, Boden y Luleå, tres ciudades al norte de Skellefteå van a acoger proyectos relacionados con la producción de acero de forma ecológica, mientras que la última, será también la sede de una planta de fertilizantes hechos a bases de hidrógeno verde impulsada en parte por Fertiberia. A lomos de una oleada de industrialización verde apoyada en energía renovable barata, el norte sueco muestra el camino para romper el círculo vicioso de la despoblación.

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