Símbolo de su geografía, una cuña entre Brasil y Argentina, el fútbol uruguayo quiere volver a infiltrarse entre los dos colosos del continente en la Copa América 2024. Máximo ganador de la competencia junto a la Albiceleste, con 15 títulos, el desafío del equipo de Marcelo Bielsa es dar un paso más allá de su rol histórico, el de aspirante o candidato natural a las instancias decisivas, y asumir en Estados Unidos el papel de favorito para salir campeón por segunda vez en este siglo, tras su victoria en Argentina 2011.

Al mando de la Celeste desde mayo de 2023, el técnico argentino ya les imprimió a sus jugadores la mayor de sus virtudes: el poder de convencimiento. Con un equipo intenso y jugadores jóvenes que se comprometen hasta la inmolación por la idea de Bielsa, Uruguay está realizando unas magníficas Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026. Al final de las primeras seis fechas, jugadas en el segundo semestre de 2023, y a la espera de la reanudación de la clasificación en septiembre, la Celeste ocupa el segundo lugar, sólo por detrás de Argentina.

Si a Uruguay nunca hay que subestimarla, este equipo además ya tiene una receta probada contra los gigantes. Así como en octubre venció en Montevideo a Brasil –al que le quitó un invicto de 37 partidos por clasificación para las Copas del Mundo– y a continuación derrotó en Buenos Aires a Argentina –el campeón mundial que sólo había perdido un partido de los últimos 51, ante Arabia Saudí en Qatar 2022–, Uruguay intentará trasladar esos resultados a la Copa América. El último amistoso, el 5 de este mes ya en Estados Unidos, alimentó esa esperanza: el equipo de Bielsa atropelló 4 a 0 a México en Denver.

En silencio, por una puerta lateral pero con el respaldo de su historia, Uruguay intentará imponer ese buen presente sobre una posible baja de tensión competitiva de una Argentina que ya llegó al Everest y los vaivenes de un Brasil en estado de confusión, al que no le funciona el GPS. Los jugadores de la Celeste no asumen ese favoritismo en público pero dejan trascender buenas sensaciones.

Rebajado al bombo 2 en el sorteo, Uruguay no es cabeza de serie pero su grupo, el C, tampoco parece un estorbo: debutará ante Panamá el domingo 23, se medirá el jueves 27 con Bolivia –al que goleó 3 a 0 en la última fecha de las Eliminatorias– y cerrará ante el local, Estados Unidos, el lunes 1º de julio. Los dos clasificados de su zona enfrentarán en cuartos de final a los dos mejores del grupo D, integrado por Brasil, Colombia, Paraguay y Costa Rica.

Fábrica sin chimeneas, el milagro uruguayo de producción de futbolistas de primer nivel internacional, en un país en el que pasan las décadas pero no supera los 3.500.000 de habitantes, no termina nunca. Finalmente Bielsa convocó para la Copa América a Luis Suárez, el máximo goleador de la selección uruguaya, hoy de 37 años y compañero de Lionel Messi en el retiro dorado del Inter Miami. Pero en su quinta Copa América Suárez tendrá un lugar entre los suplentes.

El técnico argentino apostó a una renovación del plantel y prescindió de Edinson Cavani –el segundo máximo goleador de la Celeste– y de Fernando Muslera –133 partidos internacionales–, apellidos icónicos de la era de Oscar Washington Tabárez, el técnico que dirigió a Uruguay en las últimas seis Copas Américas, entre 2007 y 2021. Diego Godín, el jugador con más partidos en la selección –161, entre 2005 y 2022–, se retiró a los pocos días de la asunción de Bielsa.

Tras su desangelado paso por Qatar 2022, cuando no convirtió goles –durante el breve ciclo de Diego Alonso como sucesor de Tabárez–, Darwin Núñez aspira a tener su primer gran torneo con la Celeste: sus tres goles a México hace pocos días confirman su gran presente. Si el goleador del Liverpool inglés, de 24 años, es una de las caras de la renovación en el ataque de Uruguay, en la defensa al fin tendrá minutos Ronald Araújo, el defensor del Barcelona, ya de 25 años. Sin embargo, nada sintetiza mejor a la nueva Celeste que sus variantes para el medio campo: Federico Valverde (Real Madrid, 25), Manuel Ugarte (París Saint Germain, 23) y Rodrigo Bentancur (Tottenham, 26). Con mucho menos nombre en el fútbol grande de Europa, pero ideales para su juego de explosión e intensidad física, Bielsa también apuesta como compañeros de Darwin en el ataque a Agustín Canobbio (Athletico Paranaense, 25), Facundo Pellistri (Granada, 22), Cristian Olivera (Los Ángeles FC, 22) o Maximiliano Araújo (Toluca, 24).

Reverenciado por sus fieles o mirado de reojo por sus detractores, pero nunca indiferente, el gran comienzo futbolístico de ciclo de Bielsa –a pesar de la eliminación para los Juegos Olímpicos París 2024– se complementa con rumores de un espeso clima laboral en el Complejo Celeste, el lugar donde se entrena la selección. En los últimos meses, según consignó la prensa local, varios empleados –incluido Carlos Nicola, el entrenador de arqueros de Uruguay desde hace 12 años– presentaron su renuncia tras supuestos desencuentros con el técnico.

Así como Bielsa consiguió la mejor versión de su equipo a finales de 2023 y Uruguay viaja a Estados Unidos como un candidato silencioso, para el técnico, de 68 años, un triunfo en la Copa América también sería un premio a su trayectoria. Y acaso una revancha. Aunque ganó el Preolímpico de 2004 y los Juegos Olímpicos de Atenas de ese mismo año, cuando dirigía a la Argentina, en ambos casos se trató de selecciones sub 23, por lo que el rosarino irá por su primer título internacional de mayores.

Con su país dirigió dos Copas América, en Paraguay 1999 –eliminado en cuartos de final–, y en Perú 2004, hace dos décadas, cuando ganaba la final hasta el último minuto pero terminó perdiéndola ante Brasil. Ya lo dice la letra de Volver, acaso el tango más famoso de Carlos Gardel, nacido en Francia pero tan argentino como uruguayo: “Que 20 años no es nada”.

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